"Ni mis hermanos ni sus camaradas tienen armas."

El duelo de Nayem vuelve a enfrentar a saharauis y al Gobierno marroquí


Nayem Elgarhi sólo tenía 15 años. Este domingo murió tras recibir varias balas disparadas por militares marroquíes a varios kilómetros de El Aaiún, capital administrativa del Sahara Occidental. Desde entonces, su familia llora su 'asesinato' y ruega a las autoridades marroquíes que les permitan 'despedirse' de su pequeño, "un joven muy educado y bueno", cuenta a este periódico Hamma Salek, uno de sus primos.

Según Salek, oficiales marroquíes "se llevaron anoche al padre de Nayem a su supuesto entierro, pero él es ciego y no pudo ver nada". Ni su madre ni sus hermanos, que dudan que haya recibido sepultura, fueron invitados, cuenta Salek.

El joven Nayem perdió la vida este domingo cuando se dirigía con uno de sus hermanos y otros ocho saharauis en dos vehículos al campamento de protesta "Gdeim Izi" instalado a unos 15 kilómetros de El Aaiún.
Un acantonamiento que ha ido creciendo día a día desde que se instalaron hace más de dos semanas las primeras jaimas. Según activistas saharauis ya hay más de 20.000 personas en su interior, aunque fuentes del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sahara (Corcas) hablan de unos diez mil.

Los saharauis que se han autoexiliado de El Aaiún y otras ciudades del Sahara Occidental a este campamento piden a las autoridades marroquíes que mejoren sus condiciones de vida en una región que controla Marruecos desde que España abandonara en 1975 a su ex colonia.

"Quieren un empleo y una vivienda, y que los beneficios de los recursos naturales que explota Marruecos repercutan también en la comunidad saharaui", explica Ahmed Sbai, del Comité de Presos Políticos Saharauis.

Según las autoridades marroquíes, los militares que rodean el perímetro del campamento dispararon contra los jóvenes "en legítima defensa" porque "fueron ellos los que abrieron fuego primero". Essaida, la hermana de Nayem, lo niega. "Ni mis hermanos ni sus camaradas tienen armas y no serían capaces de disparar contra nadie".

El campamento al que se dirigían y en el que se había asentado la familia de Nayem desde hace días está de luto desde la muerte del pequeño. "Ondean banderas negras desde entonces y ayer se celebró un rezo en su memoria", da fe Javier Sopeña, portavoz de la Asociación Sahara Thawra, que lleva unos días en el campamento.

Otros tres siguen graves

De los acompañantes de Nayem, "hay seis saharauis que siguen en el hospital y tres de ellos se encuentran en estado crítico", explica Salek. "Pero no podemos dar datos muy concretos sobre su estado de salud porque impiden a las familias entrar en el centro de salud, que está totalmente sitiado".

"A mi hermano Zoubayr le dispararon tres balas y luego le pegaron hasta saltarle casi todos los dientes", se lamenta Essaida, quien asegura que su madre llora día y noche por sus dos hijos. Un tercero, sigue la hermana de Nayem, está en la cárcel "desde que se montó el campamento".

Observadores internacionales desplazados en El Aaiún han relatado esta mañana a este periódico que cada vez es mayor la seguridad desplegada alrededor del campamento. "Hay centenas de policías, fuerzas auxiliares, militares y agentes de la Gendarmería Real; además de helicópteros que sobrevuelan la zona, ambulancias y varias excavadoras", cuenta uno de ellos al tiempo que explica que "están echando el cerrojo al campamento e impidiendo entradas y salidas, además de que están intentando cortar todo tipo de comunicación" con el acantonamiento.
 
Enviado por:
 Asociacion_Leganes_Sahara
legasahara@yahoo.es

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