Morir sin dolor aún es privilegio

Muchos médicos dejaron de aplicar sedaciones tras el 'caso Lamela'. La denuncia ha puesto en evidencia la necesidad de abordar la muerte

La justicia ha dicho por fin la última palabra. Ni homicidios ni sedaciones irregulares. Ni siquiera mala práctica médica. La Audiencia de Madrid ha cerrado el caso dejando claro que todo fue correcto en la actuación del coordinador del servicio, Luis Montes, y trece facultativos más. Pero ha dejado un gran poso de dolor: el dolor moral de los médicos perseguidos, y el dolor físico y moral de muchos moribundos.(...)

Podría decirse que el caso Lamela ha tenido dos efectos graves y un rebote. El primer efecto lo han pagado los pacientes. Todos los especialistas consultados coinciden en que, tras la denuncia, muchos médicos dejaron de aplicar la sedación terminal y otros cuidados paliativos a enfermos que los necesitan, especialmente en la comunidad de Madrid, por temor a ser cuestionados o incluso denunciados.(...)
Lo que ya se conoce como el efecto Lamela ha privado y sigue privando a muchos pacientes terminales de una herramienta que no sólo está indicada sino que constituye una buena práctica médica. La sedación terminal se aplica a enfermos que no tienen ninguna posibilidad de curación y han entrado ya en fase de agonía. No administrar la sedación terminal cuando está indicada supone prolongar la agonía y el sufrimiento de forma innecesaria. "Es claramente una mala práxis", afirma José Expósito. Y si se hace además por razones ideológicas, una inmoralidad. "Cuando han de afrontar la muerte, lo que piden, tanto los pacientes como los familiares, es no sufrir. Es en lo que siempre insisten más", añade Fernando Marín.(...)

El segundo efecto Lamela ha recaído en la propia profesión médica. La denuncia no sólo ha dejado a su paso un reguero de resquemor profesional que, como la pólvora, ha tenido efectos morales devastadores, sino que ha sentado un predecente que antes era impensable: Por primera vez, una autoridad sanitaria utiliza el poder institucional que le confieren los ciudadanos para perseguir a un equipo profesional, no por criterios médicos, sino por oscuras razones ideológicas. "Nunca hubiéramos pensado que se podía llegar a esos niveles de intromisión en la práctica asistencial por motivos ideológicos", reflexiona José Expósito. Por eso, en los actos de solidaridad con los médicos de Leganés, Lamela ha sido con frecuencia comparado con McCarthy, el senador norteamericano que montó una monumental fábula para perseguir a los intelectuales de izquierda.(...)

Aunque el doctor Montes ha anunciado ahora acciones judiciales contra sus perseguidores, difícilmente la justicia podría reparar lo que es irreparable, el dolor innecesario.

Pero el caso Lamela ha tenido también un efecto rebote: la reacción que ha provocado ha permitido poner en evidencia las carencias del sistema sanitario en cuidados paliativos y ha dado lugar a una estrategia nacional que ahora aplican, con mayor o menor intensidad, las comunidades autónomas. El caso Lamela mostró que en España la mayoría de los enfermos morían mal, algunos muy mal. "La sociedad ha reaccionado y quienes veníamos luchando por extender los cuidados paliataivos hemos recibido un refuerzo muy importante. Se ha demostrado que es una de las intervenciones más coste-efectivas, es decir, que con menos recursos produce mayor beneficio, y ahora se está haciendo un esfuerzo muy importante",
explica José Expósito.(...)

"Hace veinte años no tener cuidados paliativos podía considerarse un problema moral. Hace diez podía considerarse una negligencia, porque había ya evidencia suficiente de su efectividad y necesidad. Hoy, carecer de cuidados paliativos debería considerarse un delito, porque supone negar a los ciudadanos un derecho fundamental: el derecho a morir sin sufrimiento".
MILAGROS PÉREZ OLIVA
El Pais

http://www.comfia.info/


La espera para morir sin dolor es de hasta 15 días


En la región hay 155 camas para cuidados paliativos, tres veces menos de las que recomienda la OMS. El 70% de los terminales agoniza sin sedantes.
Los cuidados paliativos de la sanidad pública, que ayudan a los enfermos terminales a morir sin sufrimiento, son «insuficientes». Para fallecer sedado en casa hay esperas de entre 7 y 15 días, y la situación en los hospitales no es mucho mejor: sus 155 camas sólo llegan a cubrir las necesidades del 30% de los enfermos.

Los familiares de pacientes en fase terminal que optan porque sean tratados en su casa sufren esperas de entre una semana y quince días en la asistencia de cuidados paliativos, según Fernando Marín, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente. En la comunidad existen 13 equipos de soporte de atención a domicilio, que aplican sedantes a los enfermos que agonizan en su casa.

La situación tampoco es muy alentadora para los moribundos hospitalarios. De los 26 hospitales de la región, sólo 11 tienen unidades de cuidados paliativos. La red pública madrileña dispone de unas 155 camas exclusivas para desahuciados, tres veces menos de las 550 que recomienda la OMS para los seis millones de habitantes de la región es decir: faltan más de 400 camas.
4.000 mueren tranquilos

Cada año mueren en la comunidad 12.000 personas que necesitarían tratamientos paliativos y «el 70% de ellos no recibe el tratamiento adecuado para morir sin dolor», subraya Marín. Esto significa que sólo 4.000 pacientes, el 30%, muere sedado y sin dolor.


De media, un paciente ocupa durante tres semanas una cama de cuidados paliativos, algo «insuficiente», ya que «debería recibir tratamiento tres meses antes de morir», lamenta Marín. Al Servicio Madrileño de Salud «no le consta» esta espera. Este organismo asegura, además, que hay profesionales preparados para administrar cuidados paliativos en todos los hospitales.
En todo el hospital, salvo urgencias

Los cuidados paliativos se cuestionaron a raíz del caso Severo Ochoa. La Comunidad sostiene que las sedaciones no pueden aplicarse en urgencias, aunque «no es necesario que se hagan en las unidades de cuidados paliativos, pueden hacerse en planta o en su casa». Por contra, desde la asociación Derecho a Morir Dignamente aseguran que «un sedante puede aplicarse en urgencias, porque es una herramienta que ayuda al médico en ciertos casos, como son las hemorragias masivas». ....

Boletín Informativo de la Sanidad Pública

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